Opinión:
No conocía esta comedia negra.
La peli comienza con una serie de secuencias, como viñetas de cómic, con el jovenzuelo Harold (Bud Cort) intentando quitarse la vida de diferentes formas ante la indiferencia de su madre, la señora Chasen.
Su necrofilia es manifiesta y suele acudir a entierros y funerales.
En una de estas visitas conoce a la anciana Maude (Ruth Gordon), que a pesar de la costumbre que comparte con Harold, es una anciana vitalista y que viste con colores vivos que contrasta con el negro de su nuevo amigo.
Estas dos personas se complementan. Él posee la juventud y ella la vitalidad. Entre los dos conforman una persona optimista, si solo escogemos determinadas partes de su personalidad.
Entre ellos nace el amor…
Desde ese punto de vista podríamos hablar de una comedia romántica y negra.
Las situaciones cómicas son continuas, parten sobre todo de gags visuales y menos de los diálogos.
El director, Hal Ashby, no desaprovecha la ocasión para reírse de los militares, de los psiquiatras, de las citas por internet (aunque entonces no las había), de las actrices del método y de todo lo que se le pone por delante.
Para mí ha sido un muy agradable descubrimiento.
El director, Hal Ashby:
William Hal Ashby nació en Ogden, Utah, y se crió en una familia de origen mormón en una infancia que estuvo marcada por la desgracia.
Hal Ashby tuvo que presenciar el divorcio de sus padres y el suicidio de su progenitor.
Hal se casaría a una edad muy temprana, aunque se divorciaría posteriormente.
Poco después, Ashby se trasladaría de Utah a California donde encontró un puesto como ayudante de montaje.
Su eclosión llegaría en 1967 cuando ganó el Oscar al mejor montaje por su trabajo en En el calor de la noche.
Previamente había sido nominado por ¡Qué vienen los rusos, que vienen los rusos!
Su debut como director no llegaría hasta 1970.
Con Norman Jewison como mentor, Ashby dirigiría El casero.
A pesar de no ser propio de su generación, Ashby abrazó al estilo hippie, optó por el vegetarianismo y se dejó el pelo largo.
En 1970, se casaría con la actriz Joan Marshall, una relación que duraría hasta la muerte del director en 1988.
De todas maneras, la separación fue mucho antes y, de hecho, Marshall no pudo perdonar nunca a su marido que reflejara algunas de las intimidades de su relación en la película Shampoo.
En los 16 años de dirección, Ashby dirigiría numerosos films, incluidos Harold and Maude y la sátira social Bienvenido Mr. Chance con Peter Sellers, Shampoo con Warren Beatty o Esta tierra es mi tierra, una biografía de Woody Guthrie protagonizada por David Carradine y que fue el primer film en utilizar la Steadicam.
En 1978, Ashby lograría uno de sus mejores reconocimientos con el drama inspirado en la Guerra del Vietnam El regreso, protagonizado por Jane Fonda y Jon Voight.
Ashby recibiría su tercera nominación a los Óscar, la única en la categoría de la mejor dirección.
El éxito comercial de El regreso animó a Ashby para que fundara su propia productora: Lorimar.
Inmerso en una espiral de consumo de drogas, Ashby se convirtió en un hombre introvertido y excéntrico, encerrándose en su vivienda de Malibú, fumando marihuana y evitando comer delante de otras personas.
En la década de los 80, la filmografía se vio afectada por la excentricidad de su creador.
Así, Second-Hand Hearts y Lookin’ to Get Out (sus siguientes producciones) fueron un auténtico fracaso a nivel creativo y comercial.
Además, Ashby se presentaba con continuas amiguitas, cosas que empezaba a molestar a los productores.
De hecho, el colmo de esto fue cuando Ashby tardó casi seis meses en editar el videoclip de The Police Message in a Bottle.
Incluso, se barajó su nombre para poder dirigir Tootsie, aunque finalmente las negociaciones no llegaron a buen puerto.
Pero el colapso de salud le llegaría a Ashby durante el rodaje del documental de los Rolling Stones en la gira americana de la banda inglesa en Estados Unidos durante 1981: Let’s Spend the Night Together.
Sufrió un colapso cerebral y, aunque se recuperó y fue capaz de acabar el documental, no volvió a ser el mismo.
Sus proyectos posteriores The Slugger’s Wife, basada en un guion de Neil Simon, u 8 millones de maneras de morir, co-escrito por Oliver Stone, fueron unos auténticos fiascos de taquilla y crítica (ambas tienen una calificación de 0% en Rotten Tomatoes).
En los últimos años, Ashby dejó las drogas y buscó una imagen de creador venerable.
A pesar de estos esfuerzos, el mundo del cine no volvió a tomarlo en serio.
A esto se le añadieron problemas con su salud, hasta que se le diagnosticó un cáncer pancreático que rápidamente se le trasladaría a los intestinos y al colon.
Aunque confió en la medicina homeopática, Ashby moriría el 27 de diciembre de 1988 en su casa de Malibú.
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Curiosidades:
Hal Ashby tuvo la intención de filmar una escena haciendo el amor Harold y Maude, pero Paramount rechazó esta idea.
Cuando Maude y Harold roban la moto de la policía, Bud Cort se golpeó accidentalmente la cabeza con la pala, pero igual siguió su camino por el bien de la filmación.
Hay una escena eliminada en la que Maude pinta sonrisas en las estatuas en la iglesia.
Cat Stevens tiene una breve aparición.
Es el caballero barbudo que lleva un sombrero y un abrigo en un sermón delante de la tumba.
Lo marcos en la casa de Maude están vacíos.
En una escena eliminada Harold le pregunta por qué se quitaron las fotografía.
Maude le dice que se burlaban de ella porque sus imágenes permanecían nítidas, en cambio sus recuerdos se iban desvaneciendo.
Lo cual sugería que estaba padeciendo la enfermedad de Alzheimer o una forma similar de demencia.
Al considerar el papel de Harold, Bud Cort pidió la opinión del director Robert Altman, su mentor.
Altman advirtió que la estrella en ascenso Cort podría encontrarse a sí mismo para siempre encasillado.
Por esta razón, Cort rechazó el papel de Billy Bibbit en Alguien Voló Sobre el Nido del cuco (1975).
Harold y Maude (1971) fue representada un total de 1.957 veces desde mediados de 1972 hasta junio de 1974 en el Teatro Westgate en Edina, Minnesota.
En las escenas entre Harold y el psiquiatra, ambos usan la ropa a juego, hasta las corbatas y pañuelos.
Henry Dieckoff, que aparece como mayordomo de la señora Chasen, era el mayordomo real de Rose Court Mansión en Hillsborough, California, al sur de San Francisco, que sirvió como escenario para la mansión Chasen.
Bud Cort quería a Greta Garbo para desempeñar el papel de Maude.
Hay una escena eliminada en la que la señora Chasen habla con el maniquí de Harold, confundiéndolo con su hijo.
Llegó a salir, a finales de los noventa, el puesto nº 9 en la lista del American Film Institute de las 10 mejores películas del género “comedia romántica“.
En la película seescuchan varias canciones de Cat.
El presupuesto fue de 1.200.000 dólares.
El coche fúnebre que usa inicialmente Harold es un Cadillac Superior modelo 1.959 de 3 vías, que es uno de los más buscados entre los coches fúnebres por los coleccionistas hoy en día.
El Jaguar modificado como coche fúnebre fue destruido al final de la filmación y no existe ninguna réplica.
Mientras está viendo una puesta de sol con Harold, Maude ve una bandada de gaviotas y se refiere a Dreyfus. Alfred Dreyfus (1859-1935), un oficial judío del ejército francés, que fue injustamente condenado por traición en 1894 y sentenciado a cadena perpetua en régimen de aislamiento en Isla del Diablo (una colonia penal en la costa de la Guayana francesa).
Fue perdonado cinco años después, y finalmente exonerado cuando las pruebas contra él se demostraron falsas.
La conversación sobre Dreyfus coincide con Harold viendo el tatuaje del campo de concentración de Maude por primera vez.
Relaciona dos de los casos más infames del antisemitismo europeo institucionalizado de los siglos XIX y XX e implica que Maude había sido prisionera de un campo de concentración judío durante la Segunda Guerra Mundial .
Los tatuajes de números de serie fueron dados solamente (y en concreto) a los prisioneros en el complejo de Auschwitz (que incluía Auschwitz I [Main Camp], Auschwitz II [Auschwitz-Birkenau], y Auschwitz III [Monowitz y los subcampos]).
Presos en otros campos de concentración nazis no estaban tatuados.
Tampoco eran tatuados los prisioneros de Auschwitz que iban a ser exterminados inmediatamente y no eran destinados a trabajos forzosos.
Muchos besos y muchas gracias.
Crítico de Cine de El Heraldo del Henares
Colaborador de Esradio Guadalajara y Alcarria TV
Canal de YouTube: HolaSoyRamónVídeos
Todos los post ordenados alfabéticamente. Para buscar una crítica de una peli de forma sencilla…
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Tags: Bud Cort, Charles Tyner, Comedia. Drama | Comedia negra. Comedia dramática. Amistad. Vejez. Película de culto, Cyril Cusack, Ellen Geer, Hal Ashby, Harold y Maude, Ruth Gordon, Tom Skerritt, Vivian Pickles
La sinopsis ya la conocemos todos y tu la has resumido muy bien.
A mí me ha gustado mucho. Creo que es un canto a la vida y la libertad desde el particular crisol de Ashby. Indagando en su biografía se entiende más la película. Está impregnada de la ideología hippie propia de la época, lo cual implica también ciertas ingenuidades y contradicciones. Un mundo sin muchas reglas, donde todo es de todos, sin fronteras, sin naciones, donde no hay lugar para el patriotismo ni el ejército, un mundo solidario en busca de las verdades esenciales…¿Ideales utópicos? ¿ ingenuos?. Por aquel entonces el comunismo aún era posible, el muro de Berlín estaba en pie y nada se sabía de lo que luego sucedería. Ideales eternamente anhelados, pero una y otra vez malogrados por la condición humana. “Si quieres ser libre sé libre, si quieres ser yo sé yo, si quieres ser tú sé tú, hay tantas cosas que hacer….” reza de fondo la canción de Cat Stevens.
Yo no sé si se puede llamar comedia negra, porque el objeto de la peli no es tanto la muerte como la vida; precisamente la muerte se muestra como el contraste necesario para ensalzar la vida. El protagonista no quiere suicidarse, no son intentos de suicidio, sino teatralizaciones de su muerte dirigidas a su madre con la que evidentemente tiene una relación de desafecto particular. Harold muere una y otra reclamando de su madre lo que esta nunca le da, por el contrario se muestra indiferente, fría y ajena, tratándole como un objeto más de sus inmensas propiedades por supuesto heredadas, como el propio Harold, de un marido a quien uno se pregunta si no lo habría asesinado. Todo estaba en el lote y a cambio de semejantes riquezas le tocó hacerse cargo de algo que no quería. Por eso Harold piensa tanto en la muerte; la vida que vive, carente del vínculo primigenio, no es vida.
Lo que sí me parece es un libro repleto de enseñanzas en torno a los ideales de mucha gente en aquellos años (¿cuántos las comparten hoy?). Todo en la película tiene un significado, la manera de vestir, los diálogos, los escenarios…..cada secuencia da para debatir un buen rato.
Algunos ejemplos:
-El día en que Harold y Maude se conocen y salen del cementerio, tras el funeral, ella con 80 años, va vestida de blanco mientras que los demás van de negro, pero es interesante detenerse también en el detalle de que hay otra persona que va de blanco y es precisamente una niña con la que camina a la par durante unos metros.
– Dice Maude “ Las cárceles están llenas, los Zoos están llenos, cuanto le gustan a los hombres las jaulas”.
-En medio de un enorme campo de Margaritas…. “Harold, quizá en el mundo pasan tantas cosas malas porque hay mucha gente como flores que permite que la traten como lodo” e inmediatamente surge la imagen del inmenso cementerio de soldados de la Segunda Guerra Mundial. La analogía visual del enorme campo de margaritas blancas con el inmenso cementerio de lápidas blancas me resultó sobrecogedora. No sé si se puede llamar minimalismo cinematográfico: solo dos personajes en un inmenso escenario de imágenes que se repiten, margaritas o lápidas.
– En otro momento, mientras contemplan el ambiente de demolición junto a una grúa que trabaja con residuos y mientras hablan de su afición común a lo que tiene que ver con la muerte, Maude le pregunta a Harold ¿pero y eso es suficiente? Es decir Harold, ¿tú afición a lo muerto o tu rechazo a la vida, es suficiente? y entonces empieza un rosario maravilloso de canto a la vida en cada detalle cotidiano. Harold descubre con Maud lo que nunca había descubierto con su madre: apreciar la vida, lo maravilloso de vivir. Y lo hace empezando por los sentidos, por el olfato, el gusto, el tacto…y continúa por el cuestionamiento de la moralidad vigente. “Harold, aspira a superar la moralidad. Si aplicas eso a la vida, la disfrutarás plenamente”….(Vaya tela!!). Harold contesta: yo no he vivido. Y para completar, la defensa que Maud hace al final sobre el derecho a decidir sobre la propia vida. En fin, toda una espiral revolucionaria para la época que se prolonga todavía.
-La mofa sobre el ejército significada en los diálogos con el tío militar, brazo derecho (amputado) del general MacArthur es divertidísima. La locura transitoria de Harold abrazando la causa militar es también bastante divertida y es muy significativo cuando el condecorado militar increpa a Maude para que “le devuelva la cabeza” a su sobrino.
– Los discursos en sus despachos del tío de Harold con el cuadro de Nixon a la espalda, del sacerdote (libidinoso) con el cuadro del Papa y el del psiquiatra con el cuadro de Freud, representado el poder politicomilitar, religioso y científico me pareció una idea estupenda.
Es evidente también la clara referencia a la cultura clásica (el eterno trauma de los americanos): Las enseñanzas de Maude son al estilo de la antigua Grecia, maestra y discípulo (con maestros así, se puede no tener padres. Desafortunadamente, en el mundo que nos toca vivir no abundan y si el desgraciado vástago no cuenta con unos progenitores mínimamente razonables, tiene pocas opciones de salir ileso. Así estaba Harold cuando encontró a Maude), las pinturas que tiene Maude en el vagón de tren, su casa, son muy significativas: La violación de Roma y el cuadro de Leda y el cisne del que además elige la versión de Miguel Angel que muestra el momento de la cópula (Zeus se disfrazó de cisne para seducir a la hermosísima Leda, esposa de Tíndaro, rey de Esparta) y es muy interesante hacia el final de la película cuando Harold, ajeno a lo que iba a suceder, le regala a Maude una moneda y ella, tras meditar unos segundos, la arroja al como si estuviera pagando a Caronte para atravesar la laguna Estigia. Se me ocurre también otra lectura: la enorme diferencia entre poseer objetos o llevar cosas en el corazón. Debemos saber despojarnos de los bienes materiales.
La elección de Ruth Gordon para el papel de Maude me parece acertadísima. No sé si otras candidatas lo hubieran hecho tan bien. Su chispeante mirada expresa a la perfección la sabiduría de quien ha vivido tiempo, con todo lo que conlleva vivir, y la vitalidad de quien, a pesar de todo, mantiene la capacidad de ilusión. Lo mismo digo de Bud Cort.
Sobre la dirección no puedo decir nada porque no tengo ni idea de cine. A mi me ha gustado, me parece que lo cuenta bien. La secuencia final de flashbacks recordando los últimos momentos en el hospital mientras Harold conduce hacia el acantilado es fantástica. Me llamó la atención la similitud con la escena final de Quadrophenia. En ambos casos el protagonista queda en la cima del acantilado, pero el futuro que les espera parece bien distinto.
Y con la banda sonora de Cat Stevens me lo he pasao pipa. Me ha recordado viejos tiempos.
Perdón otra vez por enrollarme tanto, pero no tengo tu acertada capacidad de síntesis.
Un abrazo
Varias veces he empezado a ver Harold y Maude,en estos años que llevamos en el Taller de cine y nunca he conseguido ver más de 10 minutos. Así que doy gracias a mis compañeros por haberme ayudado a conseguirlo. Para mí resulta útopica y absuda .Reconozco que guste, tiene elementos suficientes para ello. Para mi el mundo hippy y saltarse todas las normas no me encaja .En ningún momento digo que sea una mala pelicula. pero que trate temas serios con tanta absurdez me desagrada. No me llega, reconozco que el humor absurdo “Amanece que no es poco” por ejemplo, que tanto gusta, yo la sufro. Me chirría la enorme diferencia de edad (60 años?) y los gags continuos que buscan la risa fácil,…a veces he pensado que puede ser cultural, no a todos nos hace gracia las mismas cosas, (los catalanes creo que tenemos un humor un tanto peculiar). Esta misma historia contada por Billy Winder, Woody Allen,… con un humor más irónico, más crítico,menos bucólico, con algo de drama, seguro que me hubiera gustado más.
*Película vital y con gran sentido del humor que he visto estos días : Cine de Valores ” Yo, él y Ráquel.” como dice Ramon (imprescindible). Es otro modo de contar…sales con un nudo en la garganta y te dan ganas de vivir intensamente y durante la pelicula te has reido y has disfrutado de una sensibilidad creativa estupenda.
Saludos!