Vuelvo a ver otra de las obras maestras del gran Ford.
Me voy a centrar en el personaje de Ethan Edwards interpretado por John Wayne.
Vuelve después de acabada la Guerra Civil Americana a casa de su hermano. Se ve por su uniforme que pertenecía al ejército perdedor.
Solo con las miradas Ford nos cuenta que su cuñada y él habían estado enamorados.
Es un hombre desarraigado sin casa, capaz de dejarlo todo y pasar muchos años buscando a su sobrinas raptadas por los indios.
Es claramente un individuo racista pero conoce y respeta las costumbres de los indios.
Todo esto, y mucho más, nos lo cuenta John Ford con oficio y elegancia.
Ford, por trágica que fuera la historia, siempre incluía toques de humor y personajes cómicos.
Cuando era niño iba a ver películas de indios y vaqueros y el que en ellas actuara “Juan Vaine” era marchamo de calidad. Con los años me enteré que se decía John Wayne y aún más tarde que muchas estaban dirigidas por John Ford, a esto contribuyó mucho el programa de José Luis Garci ¡Qué grande es el cine! en la década de los noventa. Como su duración era de varias horas lo solía grabar en VHS y lo veía en las noches de guardia.
Ford y Wayne se parecían físicamente. Los dos eran unos hombretones, grandes y fuertes. Pero su ideología política era contrapuesta.
Cuando de crío veía a Wayne me inspiraba protección y confianza. Siempre se habló de él como de un mal actor. Tal vez solo interpretó un papel en su vida pero lo hizo rematadamente bien. Pero ha pasado con otros grandes actores como Clark Gable.
Como anécdota sobre esta peli contaré una muy conocida. En la escena donde Wayne encuentra a su sobrina Natalie Wood ascienden por Monument Valley (Utah) y bajan por Bronson Canyon (Los Ángeles). En solo unos segundos recorren miles de kilómetros. Cosas del montaje.
Muchos besos y muchas gracias.
Crítico de Cine de El Heraldo del Henares
Colaborador de Esradio Guadalajara y Alcarria TV
Canal de YouTube: HolaSoyRamónVídeos
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Tags: Bronson Canyon (Los Ángeles), Centauros del desierto, Clark Gable, Crítica de Cine, Ethan Edwards, Guerra Civil Americana, John Ford, John Wayne, José Luis Garci, Monument Valley (Utah), Natalie Wood, Que grande es el cine, VHS, ¡Qué grande es el cine!
Le cogí el VHS a mi padre hace unos años y me gustó, pero no me llenó.
Soy un chico más del spaghetti que del puro Western, como sabes, pero quizás ahora con la cabeza más asentada la apreciara más, además de por los supuestos conocimientos que voy adquiriendo, siempre he leído que es una de las películas mejor dirigidas de la historia…
Dos breves apuntes sobre una de las películas más comentadas y mitificadas de la Historia del cine:
1.Aunque se han cometido auténticos atropellos con los títulos de las películas americanas al buscarles un título en castellano, en el caso de “The Searchers”(“Los Buscadores” en su traducción literal),me quito el sombrero ante el enorme talento y acierto de aquel que se le ocurrió el título de “Centauros del desierto”, resonancias mitológicas para esta particular “Odisea”.
2.”Si me das a elegir entre la Historia y la Leyenda, me quedo con la Leyenda”. Esta premisa aplicable al Western en general, y que el propio John Ford elevó a su enésima potencia con otro de los grandes clásicos de su filmografía “El Hombre que mató a Liberty Valance”, me permite recordar una leyenda generada acerca de John Wayne y el mítico Monument Valley, paisaje per se de los westerns del director irlandés.Probablemente sea en Centauros donde alcance las cotas más bellas e impresionantes. Su particular orografía alcanza su icono más reconocible en el triple conjunto de rocas que se elevan hacia el cielo, formando su silueta en la lejanía la forma de letra “W”.
Cuenta la leyenda que dicha erosión es el particular homenaje que la naturaleza rinde al más ilustre de sus moradores Wayne, John Wayne.
EL GÉNERO WESTERN, tiene ciertas características, muchas de ellas anticuadas, otras no, destacables suelen ser la magnífica fotografía , planos, banda sonora,… Otras características en deshuso “por suerte” como machismo, racismo, …son un problema a la hora de hacer western actuales, y si no que se lo digan a Tarantino y su próximo estreno,por ejemplo. Cuando repasamos films con más de 60 años , el tiempo resulta una losa. Género que en muchos casos se alimenta de nostalgia. Otras del compartir una tarde agradable con nuestros mayores,que son la mayoría muy fieles y grandes fans.
Es más fácil que yo vea Centauros del Desierto con mi abuela de 91 años y que las dos lo pasemos bien ( yo viendo como disfruta) que no, ponerle a Michael Haneke ” que me encanta” y que la pobre no entienda nada, se aburra y se me duerma.
Podría nombrar grandes títulos de Western que me parecen magníficos : Dos Hombres y un destino, Sin perdón, Solo ante el peligro, Django, etc, …Centauros del Desierto no sería uno de ellos. Para mí resulta olvidable, que es lo que me pasa cada vez que la veo.
Saludos !
Me ocurre como a mi compañera Fátima, creo que el paso del tiempo le pesa a algunas películas y esta es una de ellas. Vaya por delante que el género Wertern no me seduce, de hecho, apenas he visto películas de este tipo, exceptuando las que no me quedó más remedio que ver en la época en que sólo había una tele y dos canales en las casas. Así que esta humilde opinión, es de una que desconoce completamente el género y que además no ha leído ni críticas sobre la peli ni tampoco sobre su director, por lo tanto es totalmente virgen y analfabeta.
Me cuesta cambiar mi prisma y congraciarme con películas (aún siendo consciente de la época en que se rodaron) repletas de tópicos y clichés, en las que las mujeres son poco más que objetos de museo que ceden todo el protagonismo a los varones sin los que apenas podrían existir, en las que temas como la violencia, el racismo y por supuesto el machismo, son asumidos con tanta normalidad. Me sobran muecas, desdenes y poses masculinas, me sobran caritas de ángeles sufridoras, me falta contextualización, me falta profundidad en los personajes principales, me falta construcción y veracidad en los personajes de indios y mexicanos y me sobra una ¿gitana? mal ubicada que toca las castañuelas en una taberna en medio del desierto (creo que este denota un desinterés absoluto por parte del realizador, en documentarse y conocer bien la idiosincrasia de otras sociedades distintas a la norteamericana).
Me chirrió mucho la escena (casi gratuita) en la que el personaje de Martin patea brutalmente a la mujer india (a la que ha hecho su esposa sin saberlo) cuando se da cuenta de que se ha echado junto a él.
Las historias de amor me parecen insulsas, descafeinadas y poco creíbles, a pesar de que al principio de la peli, cuando Ethan vuelve a casa, el director se empeñe en mostrarnos el profundo amor que se profesan él y Martha, por medio de repetidos planos de las miradas que se dirigen el uno al otro.
Me parece muy acertado sin embargo, el retrato que se hace del personaje principal, Ethan, (interpretado por John Wayne) del que no se esconde su clara aversión hacia los indios a los que conoce pero ni entiende ni respeta. No se oculta su falta de compasión, empatía o afecto (es capaz de matar a su propia sobrina cuando descubre que se ha convertido en una india aun en contra su voluntad). Me gusta que no sea un héroe y que resulte antipático y desagradable.
También me gustó mucho la divertida escena de la pelea en la boda, un paréntesis excelentemente absurdo, en la que todos los personajes se despojan de sus corsés y se rinden a ese momento de esparcimiento, en el que disfrutan de la torpeza de los dos púgiles protagonistas.
No puedo decir que no pasara un buen rato viéndola y que no disfrutara de la fotografía y los escenarios. Creo que mereció la pena verla en pantalla grande con los compañeros del club de cine de Azuqueca.
¡Gracias Ramón por este espacio!
He estado desconectado estos días y me parece que llego un poco tarde a los comentarios.
En primer lugar gracias Ramón por el esfuerzo docente , es encomiable.
Respecto a la película, no puedo estar más de acuerdo con Fátima y Cristina. Como cinefilo aficionado y nada erudito (analfabeto, como dice Cristina) puedo aceptar las excelencias técnicas que comentáis y admirar la fotografía y la manera de filmar grandes espacios sin perder el detalle de lo que ocurre con los personajes, entre otros méritos. Pero creo que hay que contextualizar mucho para apreciarla tanto. Y, como digo, me falta conocimiento para ello. A mí también me parece que le pesa el tiempo. Por apuntar un de talle más, yo también veía estás pelis cuando era niño y ya entonces me chirrió siempre algo que ahora lo hace todavía más y es esos indios de pacotilla, como reyes magos de mentira. Recuerdo que era algo que no podía soportar. Por el contrario me fascinaban los extras, en general verdaderos indios, que reflejaban una autenticidad desaprovechada en aquellos films edulcorados sobre el oeste. Estoy ambien de acuerdo con Fátima y Cristina sobre determinados clichés que no voy a repetir. Ellas han insistido muy bien sobretodo en aquellos que afectan al sexo femenino. Yo quiero insistir en el que afecta al sexo masculino. Ese modelo de hombre qué tanto nos ha jorobado a todos (hasta a los muy machotes, otra cosa es que no se den cuenta). Como ejemplo, la normalización de que los hombres resuelven las cosas bebiendo whisky y a puñetazos, tan irlandesa, tan americana… tan celebrada, a mí me sobra tanto como los clichés a los que han hecho referencia Cristina y Fátima. Yo creo Ramón que es una película que plantea poco debate y más bien normaliza y legítima, como tantas otras, determinadas actitudes y comportamientos. Se podría arguir en su favor que era algo propio de la época, casi todas las pelis del Oeste adolecen de estos problemas, pero hay que decirlo y, una vez dicho, podemos optar por ser benévolos con John Ford por lo que, según parece, ha significado para el cine.
Dicho esto, por supuesto que me pareció bien la propuesta y me lo pasé muy bien viéndola (¿por qué el empeño de decir visionar en el ambiente cinéfilo?) con el resto del grupo. Por cierto, Cristina, que bien que ta hayas animado a comentar. Excelente.