Cuando yo tenía un añito, François Truffaut estrena esta obra maestra y película emblemática de la Nouvelle vague.
Este movimiento artístico surge cuando muchos de los críticos y escritores de la revista especializada “Cahiers du Cinéma” (Cuadernos de Cine) -fundada en 1951 por André Bazin– deciden incurrir en la dirección de filmes hacia finales de los años cincuenta, tras haber desempeñado la profesión de guionistas durante los años precedentes. Tales son los casos de François Truffaut, Jean-Luc
Godard, Jacques Rivette, Éric Rohmer o Claude Chabrol, y sobre todos ellos su precursor Jean Pierre Melville.
Reveo esta peli después de que se mencionara en la última sesión de coloquio del Club amigos del Cine.
La primera vez que la visioné fue en la transición en un cine de Arte y Ensayo, muy posiblemente en el cine Eliseo en Zaragoza. Años más tarde, en los ochenta, la vi en la ahora denostada televisión pública en la Dos en un ciclo dedicado a su director.
Si soy capaz de recordar estos datos es porque desde la primera vez me subyugó y por eso se quedó impreso su recuerdo para siempre. La hemos visto en casa varias veces más.
François Truffaut nos presenta de manera descarnada, realista pero para nada sentimentaloide la vida de Antoine Doinel, personaje mítico de la historia del cine.
El director francés desarrolló este personaje a través de varias películas y un corto: Antoine et Colette, El amor a los veinte años, Besos robados, Domicilio conyugal y El amor en fuga. Todos interpretados por Jean-Pierre Léaud.
Es imposible no empatizar con Antoine. Niño malquerido, no deseado, castigado por un profesor intransigente y abandonado por unos padres egoístas e intolerantes incapaces de preguntar a su hijo el porqué.
Antoine es un niño travieso, inquieto, pero en él no hay en absoluto maldad.
Despierta una ternura y una compasión inmensas. Pero es un muchacho fuerte y decidido con una claridad de ideas asombrosa y con un espíritu de lucha admirable, aunque destila candidez.
Detrás de las peripecias de su protagonista está el retrato social de una época.
Antoine Doinel me sacaría a mí 10 o 12 años. Su entorno en los cincuenta en Francia me parecen equivalentes a los sesenta en España. Las calles, los abrigos, las clases me resultan familiares. Tal vez la disciplina en mi época era mayor por ese universo gris de franquismo y nacionalcatolicismo que lo impregnaba todo. La ausencia de símbolos religiosos en la vida de Antoine Doinel es una gran diferencia.
François Truffaut rueda con extraordinario vigor, como buen conocedor de la técnica y del lenguaje del cine. Usa planos cenitales, travelings, planos-secuencia, todo con elegancia y saber hacer. Los primeros planos son escasos y medidos, recurso que detesto y que ahora se usa en exceso.
Rodar en exteriores, en ambientes reales fue muy usado por los cineastas de la Nouvelle vague. Para evitar cargar con voluminosos equipos de sonido estas escenas se rodaban sin ruido ambiental que luego se añadía en el montaje.
El título de la película proviene de la expresión francesa “faire les quatre cents golpes” que significa “vivir una vida salvaje”, como lo hace el personaje principal. La traducción literal de la expresión sería “hacer los 400 trucos sucios”.
Todos los jóvenes actores que, sin éxito, audicionó Truffaut, para el papel de Antoine fueron utilizados en las escenas del colegio.
François Truffaut hace una pequeña aparición en la película. Acompaña a Antoine en la atracción de feria y después se le ve fumando un cigarrillo en la calle.
La interpretación de Jean-Pierre Léaud es prodigiosa. Truffaut tardó mucho tiempo en encontrar al actor adecuado.
Si consigo el resto de las pelis de la saga de Antoine Doinel las veré.
Os pongo al final un vídeo con una versión del tema de Luis Eduardo Aute de Cine, cine más cine por favor. Una canción maravillosa.
Muchos besos y muchas gracias.
Crítico de Cine de El Heraldo del Henares
Colaborador de Esradio Guadalajara y Alcarria TV
Canal de YouTube: HolaSoyRamónVídeos
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Tags: Albert Rémy, Claire Maurier, Drama | Nouvelle vague. Película de culto. Adolescencia. Enseñanza. Infancia, François Truffaut, Georges Flamant, Guy Decomble, Jean-Pierre Léaud, Los cuatrocientos golpes, Patrick Auffay