Un hombre que trabajaba en una fábrica de enlatados le confesó a su mujer que estaba poseído por una terrible obsesión:
Introducir su pene en la cortadora de pepinos.
Espantada, la esposa le sugirió que consultara con un psicólogo.
El marido prometió que lo pensaría, pero todos los días le repetía a su esposa la misma historia, hasta que ella, harta, un día le dijo:
- ¡Pues mételo y no me fastidies más! Es tu problema.
Días después, el marido llegó cabizbajo, pálido y profundamente abatido.
- ¿Qué pasó, querido? -Le preguntó la mujer.
- ¿Te acuerdas de mi obsesión por meter el pene en la cortadora de pepinos?
- ¡Oh, no! -Gritó la mujer- ¡Dime que no lo hiciste!
- ¡Sí, si lo hice, lo hice!
- ¡Oh, por Dios! Y.... ¿Qué pasó?
- ¡Me despidieron! -Respondió el marido.
- Pero... y... eh... Que pasó con la cortadora de pepinos ¿te hizo daño?
- ¡No, no... También a ella la despidieron.
Chiste enviado por amigo Pedro Martín de Zaragoza.
Chiste subido por Ramón el El 2012-06-20 a las 19:33:27
Todavía no hay ningún comentario