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Ficha:
Año: | 2007 |
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Título original: | XXY |
País: | Argentina |
Duración: | 86 minutos |
Género: | Drama |
Estudios: | |
Calificación: | Pendiente de calificación por edades |
Fechas de estreno
España: 11 Enero 2008
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Comentario:
Antes de comenzar a comentar la peli quería contar algunas cuestiones sobre los Estados Intersexuales.
Yo cuando los estudié se llamaban Hermafroditismos.
Antes que nada diferenciar entre genotipo y fenotipo.
Lo primero se refiere a la carga genética.
Tenemos dos cromosomas sexuales. En hombres XY y en mujeres XX, como todos sabemos.
El fenotipo se refiere al aspecto exterior de la persona.
Puede ocurrir que un individuo tenga un fenotipo masculino, con barba, pene, escroto, pelo en el pecho y todos los tópicos consecuentes, pero en cambio tenga ovarios y no testículos. A eso se le llamaba antes Pseudohermafroditismo femenino.
Pero también puede darse el trastorno contrario. El Pseudohermafroditismo masculino, con testículos, pero fenotipo femenino, con mamas, vagina, distribución de la grasa corporal ginecoide, etc…
Un ejemplo de esto es el síndrome de insensibilidad a los andrógenos, síndrome de Morris o feminización testicular es una condición genética en la cual las hormonas encargadas de desarrollar las características físicas masculinas (andrógenos), no son asimiladas por las células.
Estas chicas suelen ser altas y bellas. Su insensibilidad a los andrógenos las hace muy femeninas. Hay muchas leyendas sobre famosas que tienen esta “alteración”.
Por otra parte las personas con Síndrome de Klinefelter, tienen un cromosoma X de más.
Poseen XXY, como el título de la peli.
Su fenotipo es masculino, pero especial como se describe en el dibujo de abajo.
A lo largo de mi vida profesional he conocido a varias personas con este trastorno.
La mayoría tienen vidas normales y cuando deciden tener hijos, sus esposas no se quedan embarazadas. Al hacer el espermiograma se comprueba la ausencia de espermatozoides. Y a algún médico espabilado se le ocurre pedirle un cariotipo y se descubre la presencia de ese cromosoma X de más.
En mi experiencia, se suele aceptar bien y eso explica su aspecto, un poco peculiar.
Hace muchos años, en mi época de médico penitenciario, ingresó en prisión un chico que había asesinado a dos compañeros realizando el servicio militar.
Al parecer era objeto de bromas por parte de unos desgraciados, que le estaban haciendo la vida imposible.
Este muchacho una noche cogió su Cetme y descerrajó varios tiros sobre los acosadores.
Cuando lo conocí en la cárcel, parecía un muchacho apocado, con cara de susto, muy prudente, no muy listo, pero educado.
Contaba su historia sin muchos tapujos y recuerdo como le había impresionado el ver salir la sangre de sus víctimas.
Por su aspecto le hicimos un cariotipo y resultó tener un Síndrome de Klinefelter.
Álex la protagonista de esta historia parece tener un hermafroditismo verdadero y no un Síndrome XXY.
Pero eso, en definitiva, es poco importante.
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Vamos a la peli:
Nos cuenta la dificultad para encontrarse a sí misma de esta jovencita.
Si la adolescencia ya es una época complicada en la vida, mucho más si tu sexo no está bien definido por la naturaleza, ni por tus padres.
Ricardo Darín es un padre que no ha sabido decidir.
Cuando nació Álex podía haber tomado el camino de determinar, con cirugía la identidad sexual de su hija, pero prefirió posponer esa decisión hasta que ella la tomara.
Tal vez, es lo más ético, pero no lo más práctico.
La protagonista se considera un monstruo, y no ayuda nada la actitud de otros muchachos o de los amigos de los padres.
Pero encuentra compresión en sus progenitores y en dos amigos, que deberán ser su apoyo.
Ella tendrá que aprender a aceptarse y decidir.
Lucía Puenzo maneja bien los tiempos cinematográficos y realiza un relato sincero de los personajes.
Su retrato del desconcierto es muy realista, muy veraz.
Su peli es un reto, una experiencia de equilibrista para no caer en el folletín, ni en la banalidad, ni en lo escatológico, para ello se centra en los sentimientos.
Una peli que vi, en su estreno, hace más de diez años y que casi no recordaba.
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Mi puntuación: 7,83/10.
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La directora Lucía Puenzo:
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Muchos besos y muchas gracias.
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Chistes y críticas en holasoyramon.com
Crítico de Cine de El Heraldo del Henares
Canal de YouTube: HolaSoyRamónVídeos
En Vimeo: vimeo.com/holasoyramon
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En los tiempos que corren (más en nuestro medio) en los que el concepto de sexualidad se está retorciendo hasta lo indecible al albur de colectivos LG, LGB, LGBT y QUEER (seguro que hay más …) sorprende esta película que nos devuelve (incluyendo el título) al punto de partida de la determinación genética del sexo para contarnos una historia sobre identidad sexual.
En lo que se refiere a los órganos sexuales, Ramón ya ha hecho una somera introducción a su génesis y a sus anomalías. Aunque creo que se puede ampliar, no voy a insistir en ello por no aburrir. El cuadro clínico de la protagonista es un tanto extremo y difícil de explicar desde el punto de vista médico. El espectador ajeno al conocimiento de estas situaciones puede sacar la conclusión de que no debe ser raro que haya individuos que, como la protagonista, tengan los órganos sexuales de ambos sexos completamente desarrollados. Una mujer con pene, por ejemplo. Una especie de transexual pero natural. Sería una conclusión errónea. La mayoría de los estados intersexuales se acompañan de anomalías en el desarrollo de los genitales que no les facilitan precisamente las relaciones sexuales como tampoco adquirir una identidad definida. Alex no tiene un síndrome de XXY, como también erróneamente induce a pensar el título.
Respecto a la construcción de la identidad sexual, estaremos todos de acuerdo en que es mucho más compleja y no solo depende del cariotipo o de la forma externa de los órganos sexuales. Depende también del sistema hormonal, el sistema nervioso y finalmente de la construcción social y cultural en la que crece el individuo. El debate entre lo biológico y lo cultural, como en tantos otros aspectos de la condición humana, es viejo y continua vivo; y continuará probablemente por mucho tiempo en la medida en queda mucho por conocer. En los cincuenta se planteó que la identidad sexual era principalmente un constructo sociocultural, desestimando la herencia biológica. Algunos llegaron a creer que si a un varón se le extirpan los genitales, se le construye una vagina y se la administran hormonas femeninas desde la infancia, crecerá y vivirá plenamente como una mujer. Os recomiendo leer sobre John Money y su experiencia en el caso Reimer. No lo comento para no extenderme en exceso. Solo decir que el resultado fue un desastre.
Habría que detenerse también en algunos términos que a veces se confunden o se utilizan indistintamente o que tienen diferente significado dependiendo del contexto: sexo, género, sexar, sexuar, identidad sexual…
Creo que la película es interesantísima y da pie a un amplio coloquio sobre todo esto. Con una narración minimalista, parquedad en los diálogos, una fotografía muy apoyada en la luz natural y un constante sonido ambiental (el viento y el mar están muy presentes) nos cuenta la historia del despertar sexual de un/una adolescente que ha nacido con lo que antes se denominaba hermafroditismo y ahora se denomina “estados intersexuales” o siguiendo a la Academia Americana de Pediatría “Alteraciones del desarrollo sexual”. Con estas premisas creo que la película requiere de un esfuerzo por parte del espectador que no sé si todo el mundo está dispuesto a realizar. Me pareció que los personajes están muy bien construidos y los actores responden a la perfección, probablemente como fruto del trabajo de dirección. Creo que Inés Efron hace un gran trabajo. En coherencia con línea narrativa minimalista, no hay excesos interpretativos. El guion me pareció también sencillo y al servicio de la historia, aunque creí encontrar algunas disonancias.
Se me ocurre que la narración transcurre en tres planos:
El de la protagonista que sufre la crisis de identidad, el de los padres que viven el conflicto entre el mandato social y el amor a su hija y que cada uno resuelve a su manera. La madre, realista, quiere operarla y “aclarar” definitivamente su sexo. El padre que, sin abandonar el mandato social, le da la oportunidad de decidir su destino, a lo que Alex da otra vuelta de tuerca planteando que no hay nada que decidir; y por último la reacción social, representada en el intento de violación.
En esos tres planos la película da pie a reflexionar sobre la identidad sexual (“Que sos, hombre o mujer? –No lo sé”), sobre lo indefinido del despertar sexual y como pueden marcar las primeras experiencias (“me gustó” le dice Álvaro a Alex), de hasta qué punto amar viene condicionado por nuestra condición de género (“¿pero te gustan los hombres o las mujeres?”), de las relaciones paterno filiales (“ te cuido hasta que tu decidas” le dice Kraken a su hija, por el contrario Alvaro le pregunta a su padre “¿Cuándo fue que te dejaste de interesar por mi?”), del derecho al amor en todas las circunstancias y situaciones (“¿y si no hay nada que decidir?” le responde Alex a su padre), de la soledad del diferente, de cómo la norma que nos identifica a la mayoría y facilita nuestra convivencia, es la misma que genera dolor en quienes quedan fuera de ella.
Un abrazo