No voy a ocultar mi veneración por esta comedia. Posiblemente la mejor de la historia del cine. Aunque podría decir lo mismo de otras muchas.
La suma de elementos que la hacen extraordinaria son de sobra conocidos.
Un guión y una dirección por parte del gran Billy Wilder prodigiosos. Todo encaja a la perfección. Nadie como este genio para realizar los mejores finales. Nadie es perfecto menos usted señor Wilder.
Dos grandes actores de comedia (y de lo que sea) como Tony Curtis y Jack Lemmon, con actuaciones impresionantes.
Y una Marilyn Monroe que comenzaba su decadencia personal, aunque siempre estuvo en esa situación. Aparece bellísima, con una interpretación emotiva y muy sentida, dando esa imagen perfecta de desvalida que dan ganas de abrazarla (como un padre).
Pero Marilyn hizo del rodaje un auténtico infierno. Llegaba tarde o incluso no aparecía. No se sabía sus diálogos. Pero la cámara la quería, tenía ese don sobrenatural que la hace perfecta en la pantalla.
Tony Curtis y Jack Lemmon eran dos grandes profesionales, siempre puntuales y se sabían su texto a la perfección. La informalidad y la falta de profesionalidad de la Monroe les crispaba, sobre todo a Curtis. Éste la trataba con desprecio lo cual empeoraba la situación. Todo ello no impedía que se la beneficiara (lo cortés, no quita lo valiente).
Se cuentan anécdotas como la repetición de una escena 59 veces (respecto al número no hay unanimidad en los historiadores de cine).
Se trata de una secuencia casi al terminar la peli. Ella ha recibido la noticia que su pretendiente se marcha a Venezuela y la abandona. Entra en la habitación de los dos travestidos (Daphne y Josephine) y debe buscar una botella de qüisqui en los cajones de un mueble. Marilyn entraba y abría el cajón que no era, una y otra vez. Wilder decidió poner una botella en cada cajón. Aún así no conseguía cogerla, por lo que al final le entregan una bolsa de agua caliente, donde se supone que está el alcohol escondido.
A pesar de todo Wilder se tomó con filosofía la desastrosa intervención de la rubia. Afirmaba: “tengo una tía que seguro llegaría a las 6 de la mañana al plató y se sabría los textos de carrerilla incluso al revés, pero nadie la iría a ver al cine“.
También declaró: “mientras esperábamos a la Monroe no he perdidio el tiempo. He leído Guerra y paz y Los Miserables” (¿Qué grande!).
A mí lo que me asombra es que todo este desastre durante el rodaje terminara con una peli perfecta.
Wilder hace un homenaje a los años 20. Se ríe de los gansters y de la Ley Seca. Pero sobre tono satiriza sobre la imposibilidad de controlar los sentimientos amorosos.
Lo dicho la mejor comedia de la historia del cine.
Muchos besos y muchas gracias.
Crítico de Cine de El Heraldo del Henares
Colaborador de Esradio Guadalajara y Alcarria TV
Canal de YouTube: HolaSoyRamónVídeos
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…hace como una semana volvi a ver esta pelicula y me sigue gustando, no lleva mal el paso del tiempo. Cusioso es lo de la bolsa de agua caliente, la verdad es que quedó muy gracioso.La Monroe es mucha Monroe, jeje!