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Ficha:
1974 ‧ Romance/Drama ‧ 1h 34m
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Comentario de Ramón:
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En mi juventud fui seguidor de este cineasta, pero desde hace cuarenta años no he vuelto a ver sus pelis.
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Recuerdo que fui a un ciclo dedicado a él en un colegio mayor de Zaragoza. Lo cierto es que no gustaba a mis amigos y terminé yendo solo.
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Esta peli en concreto no la recuerdo.
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Siempre me arrepiento de no haber llevado un registro de las pelis que he visto a lo largo de mi vida. Lo hago desde 2009 cuando comencé con este blog. Por eso animo a mis lectores que apunten lo que van viendo y hagan un pequeño comentario. A mí me ayuda mucho.
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Fassbinder nos ofrece una puesta en escena muy fría, con una cámara fija, estática alejada de los personajes.
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Muchas escenas sin fondo musical, siempre con una mirada distante para que el espectador no tenga porqué empatizar con lo que ve.
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Basa todo en los actores, especialmente en Brigitte Mira, que da vida a a la tierna Emmi.
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La relación que mantiene con Alí nos impacta por lo sincera y lo conmovedora, pero sin que Fassbinder se esfuerce nada en ello. Más bien parece lo contrario.
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Los diálogos xenófobos de las limpiadoras o las vecinas son terriblemente actuales, cargados de prejuicios estúpidos y de un argumentario caduco, rancio y maloliente. Sino fueran tan reales podrían parecer cómicos.
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El giro final de los críticos con esa relación resulta forzada, pero muy real. Los cambios de opinión se producen por el interés y no por la redención. Lo que le otorga un valor espurio y traidor.
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Brigitte Mira demuestra ser una actriz inconmensurable, venciendo la inercia del director, consigue trasmitir cercanía y empatía.
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De una manera sorprendente Fassbinder firma un alegato antirracista.
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Mi puntuación: 9,20/10.
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El director Rainer Werner Fassbinder:
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Muchos besos y muchas gracias.
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Chistes y críticas en holasoyramon.com
Crítico de Cine de El Heraldo del Henares
Canal de YouTube: HolaSoyRamónVídeos
En Vimeo: vimeo.com/holasoyramon
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Un truco para encontrar la crítica de una peli rápidamente:
Pon en Google “hola soy ramon” y el título de la peli.
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La vimos Elena y yo al poco de estrenarse en España, creo que fue en los entonces Alphaville, hoy Golem. Siempre fue una sala de buen cine. En esos años vimos más películas de Fassbinder como Las amargas lágrimas de Petra von Kant, La ansiedad de Veronika Voss, Lili Marlene y El matrimonio de María Braun; estupendas películas todas ellas, aunque pobre bagaje para conocer a un director con tan extensa obra. Repasando lo que hemos visto en el Cineclub, me sorprende que no hayamos incluido ninguna película suya. Es evidente que hay tanto y tan buen cine que no se puede abarcar todo. Una vez más, felicitar a Jose y Susana por la elección.
Creo que hay muchas cosas para comentar. Seguro que ya todos sabremos que la traducción literal del título en alemán es “el miedo devora el alma”; así es como lo traduce Google, pero hay otras versiones más finas como “el miedo corroe el alma” o “cuando el miedo se come el alma”. Abundo un poco en ello porque creo que el título original está muy en consonancia con la esencia de la película, más que el utilizado en España que, aunque interesante, enfoca un aspecto parcial del film.
Respecto al lenguaje cinematográfico, dejo el asunto a los entendidos, pero me atrevo a decir que me pareció filmada en un tono muy sobrio, a veces gélido, como bien dice Ramón muy estática en los planos, con una fotografía igualmente sobria, con diálogos muy ceñidos al servicio de la historia y con abundantes silencios que parecen remarcar la intención de algunas escenas. Pero no está exenta de lirismo. Me acordé en algún momento de “Deseando amar” de Kar Way, por los espacios pequeños y la interposición de los quicios de las puertas y los tabiques en no pocas escenas, quizá también aquí apostillen la sensación de desubicación del protagonista masculino y la soledad de la que la pareja trata de protegerse.
A mí también me pareció estupenda la interpretación de Brigitte Mira en el papel de Emmi (en esta ocasión, no la encontré tan mayor, será la empatía del paso del tiempo). El propio Fassbinder borda el papel de repelente yerno, machista y maltratador. Hasta físicamente es desagradable.
Como todos hemos podidos ver, es una película que trata la soledad, el choque de culturas, el desarraigo, la xenofobia, los convencionalismos sociales, del maltrato de género y finalmente el miedo como hilo conductor de todo lo anterior. Pero también trata del amor. El guion es muy crítico con la sociedad alemana de la época, aunque probablemente es igualmente aplicable en los tiempos que corren. Sucede lo mismo en el resto de películas que he visto de Fassbinder, no era un tipo acomodaticio como director y como persona era bastante extremo, a juzgar por las biografías que circulan por la red.
Estaremos todos de acuerdo en que ambos protagonistas son seres solitarios, esencialmente buenos, aunque cada uno con sus propios condicionantes, que sufren su soledad y no son felices en el entorno que los rodea. La infelicidad de Alí es fácil reconocerla, sufre el rechazo de la sociedad en que vive por su condición de extranjero no solo geográfico sino también cultural, es magrebí. Pero tampoco la relación con otras personas en su misma situación parece ayudarle mucho y como ellas, flota en el desarraigo y en una crisis de identidad constante que parece ahogar el espacio para el amor y solo permite relaciones de supervivencia o de conveniencia, como parece ser la que tiene con sus amigos o la camarera del bar. Emmi en cambio, forma parte de esa misma sociedad, una sociedad aparentemente desarrollada que ha conseguido lo que venimos a denominar “el estado del bienestar” (horrible expresión, bajo mi punto de vista, que ignora todas la desigualdades e injusticias en las que se apoya) pero es un claro ejemplo de cómo tantas veces ese desarrollo solo proporciona un entorno en el que sobrevivir a duras penas y a veces ni eso. Emmi es una mujer mayor que posiblemente debería estar jubilada, pero ha tenido la desgracia de enviudar y tiene que trabajar para mantenerse. Aun hoy, son muchos los alemanes que tienen que trabajar a avanzada edad para evitar el hambre porque las pensiones no les llegan y las familias no se ocupan de ellos. Basta alojarse en un hotel en una ciudad alemana para darse cuenta. No es infrecuente encontrar que quien te recoge el desayuno es un anciano o anciana con manos artrósicas y de lento caminar. En el terreno de lo afectivo las cosas no van mejor; los hijos de Emmi están distantes y se ocupan de ella solo cuando la necesitan; en cuanto sus relaciones sociales, son precarias.
De forma inesperada ambos personajes encuentran el modo de habilitar un espacio en sus vidas que comparten, que les alivia de su solitaria existencia y que desemboca en una relación amorosa. Una relación que empieza muy romántica pero inevitablemente tropieza con un entorno de hostiles convencionalismos sociales y con la dura herida que lo cotidiano infringe en el fuego de la pasión. Llega un momento en que todo esto amenaza con destruirlos, pero las cosas se reconducen para terminar en una interesante reflexión cuando Emmi le propone a Ali, mientras bailan tras el reencuentro, una relación en la que “solo es importante que seamos buenos el uno con el otro. Lo demás no importa” como queriendo dotar a la pasión amorosa de algo que podría carecer y que solo se encuentra en una buena amistad.
Me parece interesante mencionar la evolución del personaje de Emmi, En algún momento deja entender que perteneció a las juventudes nacional socialistas “como casi todos en aquella época” (que sutil referencia a la manipulación de masas) después se casa con un polaco que hasta es posible fuera superviviente de un campo de concentración y vuelve a repetir la historia con Alí ¿Mecanismo psicológico de redención? ¿Referencia a la denominada culpabilidad heredada de toda una generación de alemanes?
Destacable también es la implacable vigilancia social y el rechazo despiadado a lo que se sale de la norma, con una analogía sorprendentemente lorquiana en las rejas de la ventana tras la que se esconde la cotilla vecina. Me recordó a otra gran película “Escenas de caza en la baja Baviera” de otro director alemán de la época, Peter Fleischmann. El hermano de Elena ha vivido varios años en Alemania y le he oído decir en varias ocasiones que allí viven 80 millones de policías dispuestos a denunciarte si haces algo que les parece incorrecto.
No dejo de reconocer que los dos personajes son un tanto salidos de la chistera y la misma historia es un tanto forzada como para ser completamente creíble. Parece que esta es una de las características del cine de Fassbinder, situaciones extremas para hacer crítica social. Aunque ¿por qué no?, quizá el sentimiento de soledad sea capaz de saltar barreras como la diferencia de edad y los rasgos culturales en favor de la universal necesidad de sentirse amado. O para evitar “el miedo que corroe el alma”.
Un abrazo
Fassbinder.
Poco que agregar a los excelentes comentarios de mis compañeros. Solo me gustaría resaltar el contexto histórico esta película, que quizás podamos tratar en la tertulia.
Después de la guerra había una realidad que no se quería tocar por parte de la sociedad alemán, y era el grado de implicación de esa misma sociedad con el nazismo.
La película toca de manera subrepticia este tema, pero se atreve a mencionarlo porque, en muchas cintas de posguerra los ciudadanos son vistos como víctimas de una dictadura, y nunca se ven como corresponsables o colaboradores.
El clima de guerra fría lo focaliza todo en la confrontación con el comunismo. Recordemos que la izquierda tiene mala prensa, debido al momento histórico, y que gobierna además la CDU, que incluso pacta con los socialdemócratas formar una gran coalición. La banda Baader Meinhof secuestra y asesina, en algunos casos con la colaboración de los palestinos, como en el secuestro de un avión de Lufhansa.
La condición de marroquí del protagonista de la película genera recelo entre los alemanes autóctonos. Se nota el amargor y el odio en las voces de los personajes que temen la pérdida de ese estado del bienestar que se me antoja bien miserable.
En la Alemania nazi se culpaba a los judíos de la miseria y de la pobreza.
Durante la posguerra y mucho tiempo después, existían temas tabús, fantasmas que había que ocultar para no tocar el milagro económico. La economía capitalista alemana tapaba sus vergüenzas con los beneficios.
la película es valiente en este sentido: no se han resuelto problemas como el racismo o el machismo, basado este último en una ideario autoritario antiguo, y siguen existiendo comportamientos antidemocráticos y prejuicios.
Fassbinder somete a sus personajes a un estudio descarnado de ensayo en laboratorio: que pasaría si esta pareja anómala tuviera lugar. El director despeja la incógnita: saldrían a la luz todas la miseria sociales e individuales, un reflejo incómodo de algo que de nuevo se oculta por parte de la ideología dominante, y es que, frente a la economía-milagro como medio forjador de cohesión social, nos encontramos con una sociedad disgregada en lo cultural y en lo referente a valores éticos.
La pareja protagonista, después de muchos obstáculos propios y ajenos, parece llegar a una simbiosis basada en la conveniencia. Un punto de partida basado en el respeto mutuo. Una esperanza y una alegoría social.