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Ficha:
1970 ‧ Wéstern/Comedia ‧ 2h 6m
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Comentario de Ramón:
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Es raro que no conociera esta peli que fue estrenada en España en 1971. Yo con trece años me veía todo lo que echaban en los cines, siempre que no fuera para mayores de 18 años, claro.
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En las antípodas de La gran ilusión, Joseph L. Mankiewicz comparte mi misantropía.
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Nos ofrece un western carcelario edulcorado por la comedia (ácida). Ofreciendo una peli insólita por la mezcla imposible de géneros.
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El personaje central es Paris Pitman (Junior, como él recalca), un egocéntrico vividor, astuto y manipulador.
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Aunque su sagacidad se ve empañada por dos errores (tal vez, de guion). Pues es pillado en un lupanar cerca de donde cometió su lucrativo robo. Y es mordido por una pitón en un descuido imperdonable, sobre todo para él.
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Paris no duda en traicionar a sus seguidores con tal de obtener sus fines totalmente egoístas. Podría haber sido político o empresario de éxito, pero elige la profesión de ladrón y asesino, tal vez sea coherente consigo mismo y no se traicione eligiendo el oficio sin disfraces externos depuradores.
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Henry Fonda representa el hombre honesto y filántropo que confía en los seres humanos, dando oportunidades a los que se ha dado por no rehabilitables.
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Pero su fe en los seres humanos se ve defraudada una y otra vez. Sus esfuerzos por mejorar las condiciones penitenciarias son frustradas, por ello comprendemos y aplaudimos su actitud final.
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La peli resulta tremendamente divertida con un plantel de actores de muy primera línea.
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La presencia de la mujer es anecdótica y su aparición es para ser objeto de mofa.
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Mankiewicz no desaprovecha la ocasión para ridiculizar a personas emblemáticas de la sociedad (el empresario, el juez, el alcaide…)
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Una magnífica elección. Gracias a Jose y Susana por ofrecernos una peli, que de otra manera nunca hubiéramos disfrutado.
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Mi puntuación: 7,88/10.
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Dirigido por Joseph L. Mankiewicz:
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Muchos besos y muchas gracias.
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Chistes y críticas en holasoyramon.com
Crítico de Cine de El Heraldo del Henares
Canal de YouTube: HolaSoyRamónVídeos
En Vimeo: vimeo.com/holasoyramon
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Repasando la filmografía de Mankiewicz, de las 23 películas que ha dirigido, he visto unas cuantas ( “El fantasma y la señora Muir”, “Ellos y ellas”, “El americano impasible”, “la huella”, “Cleopatra”, “Julio Cesar” y puede que alguna mas que no recuerde ahora). Parece que imperdonablemente, no he visto “Eva al desnudo”.
Como tú Ramón, “El día de los tramposos” tampoco la había visto. Lo pasé muy bien. Este peculiar western setentero me evocó estupendos momentos de cine cuando era más joven. Bastantes pelis de western he visto, supongo que como la mayoría de los chicos del club, al menos los de mi edad; las chicas seguramente menos, siempre ha sido un genero muy de varones y frecuente vehiculizador/legitimador de un roll masculino ya obsoleto, aunque aun son legión los que se resisten a abandonarlo.
El título como casi siempre traducido al español de aquella manera. “Había un hombre… torcido, deshonesto, malformado…” por ahí van los tiros (nunca mejor dicho) en una traducción más literal. Quizá como traducción no sea de las peores, ciertamente se juntan un montón de tramposos de un lado y otro de la justicia. El tiempo verbal le da un aire de cuento que en cierto modo la película tiene.
Aunque buena parte de la película transcurre en una prisión, tiene todos los ingredientes del western: geografía de desierto, tipos duros, pistolas, caballos, delincuentes, Saloon, wiski, peleas, mujeres fáciles ya porque están en prostíbulos o porque son pobres viudas necesitadas de macho machote y sherifs y jueces como representantes del orden. La película transcurre a muy buen ritmo y el elenco es estupendo. Que bien interpreta Kirk Douglas estos personajes temerarios, seguros de sí mismo, que se lanzan a por lo que se les ponga por delante. A su lado Henry Fonda con esa presencia que a nadie le pasa desapercibida, esa manera minimalista de interpretar y esos ojos azules de mirada penetrante y de una fuerza inexplicable que le permiten hacer de pobre desgraciado maltratado por la vida como en “Solo se vive una vez” o de Malvado frío y calculador como en “Hasta que llegó su hora” (mira por donde, otra del Oeste). Junto a ellos una larga lista de actores secundarios que todos hemos reconocido y que también están muy bien. Encantadores John Randolph y Hume Cronyn en su interpretación de esa peculiar e inseparable pareja de estafadores.
De la banda sonora me llamó la atención el tema que acompaña a los títulos, pero el resto me pasó desapercibida.
Pero, como hemos podido ver, Mankiewicz da la vuelta a las señas de identidad del género y en un tono de comedia en la que abunda el cinismo, como ya nos adelantó Jose, nos hace un repaso no carente de crítica por ciertos aspectos de la condición humana como la moral, el sentido de la justicia, el deseo de libertad, la amistad, el amor, el sexo o la codicia. Así, la primera escena, todo un tutorial de cómo debe ponerse el pañuelo en la cabeza una mucama negra sureña, nos hace dudar de la veracidad de Mammy, la criada de Scarlata O´Hara en “Lo que el viento se llevó” cuando con una amplia sonrisa dice “sí señorita ehcal-lata”; el protagonista, lejos de ser un solitario justiciero, es un tipo seductor, pero claramente psicopático, de falsa simpatía como las gafas que utiliza y capaz de cometer las mayores fechorías sin inmutarse; los representantes de la ley esconden ilegalidades que se permiten abusando de su poder; hay una clara referencia a la homosexualidad tanto en el despreciable trato del carcelero al joven preso como en la chiflada y encantadora relación matrimonial de los dos estafadores; para terminar nos viene a decir que todos tenemos un precio cuando el honesto y puritano alcaide se marcha con el dinero robado.
Como en la mayoría de las películas del Oeste se mata a mucha gente a veces de forma despiadada, lo cual no deja de ser terrible, y creo que el director lo deja caer, a pesar del tono de comedia. Así mismo, no deja de recordarnos que las fechorías se pagan castigando al protagonista con un sórdido final.
En toda película carcelaria siempre hay alguien que trama escapar. Una manera de ensalzar la libertad a lo que yo añadiría que posiblemente la libertad, dentro y fuera de la prisión, no deja de ser un sueño.
Felicidades de nuevo a Jose y Susana.
Un abrazo
Comparto el entusiasmo por aquellas películas de vaqueros en la que los tipos duros eran solo héroes a los que no se adjudicaba, desde la mirada del infante que éramos, ningún rol masculino determinad; vencían al malo, que solía ser malísimo, y devolvían el orden al mundo ¡Qué más se les podía pedir!.
El problema surgía cuando uno con quien empatizaba era con el malo-no es el caso de esta peli- entonces habíamos llegado al período adulto, porque nos íbamos desprendiendo de la inocencia infantil.
A pesar de la nueva mirada racional y crítica de ese adulto en el que nos convertimos, aún permanece cierta nostalgia por aquellas imágenes que nos recuerdan lo que fuimos, es decir, niños.
Coincido con el análisis de Ramón y Alberto, por lo que perdón si me repito.
Los tópicos y las escenas de genero presidiario se repiten, aunque de forma liviana. Hasta las muertes que se producen son tratadas de manera distendida.
Una cabeza pensante idea el plan de fuga (Clint Eastwood y otros tanto asumirían este papel después)
Paris Pitmann es astuto, inteligente, manipulador, sin escrúpulos, ambicioso y pícaro divertido –sería curioso profundizar en la tradición del pícaro norteamericano y hacer una comparativa con el hispano), es un líder de masas nato. Como bien dice Ramón, si hubiera optado por el camino de la “honradez”, quien sabe si hubiera llegado lejos en la carrera política.
Su destino es injustamente cruel; picado por una aviesa serpiente, un ser rastrero y traicionero, es decir, como él.
Su oponente, como en tantas y tantas películas sobre la vida entre rejas, es el alcaide. Henry Fonda, con ese perturbador brillo en los ojos, como dice Alberto, es el puritano director: nada de alcohol, nada de mujeres –a las que se identifica con la tentación del sexo prostituido- y revestido de una bondad hacia el género humano demasiado optimista. Filantropía reformista que recuerda al posterior Brubaker, y que nos habla de la filosofía de la reinserción, puesta en ridículo con ese solo de trompeta inolvidable en el comedor de la cárcel.
los patrones que guían la acción se encuentran en una película que resulta ser coral: el líder que busca la protección del huraño ante los matones, el joven acosado por el guardia que desea sus favores sexuales, que recuerda a la atracción que siente el hierático Yonoi por Lawrence, en ¡Feliz Navidad, Mr Lawerence”, y la imprevisible cólera del prisionero chino con dificultades psicológicas -¿autismo, síndrome de Aspergen, o simplemente autoexclusión racial por motivos raciales?-como alusión al indio de “Alguien voló sobre el nido del cuco”.
Y seguimos: la pareja de amigos inseparables que son algo más que amigos, que se apoyan entre sí y que tienen cada uno un rol fuertemente marcado, y como no, el tipo que lleva años en la cárcel, que conoce como ninguno los códigos de la prisión y que, si en un principio ansia la libertad, acaba por permanecer en su celda, convulso ante la idea de salir a un mundo que ya no es el suyo.
Los estereotipos son tratados de manera tan cómica que a penas ocultan los velados mensajes: la individualidad, el egoísmo, la corrupción de los buenos sentimientos, el corrompido tufillo del dinero del que no se libra nadie, ni tan siquiera la justicia. La falsa moral de los jueces hipócritas, la violencia del Estado con la pena de muerte, el fingido puritanismo, y la fachada de las instituciones públicas que buscan una imagen de pretendido “bienestar” en las cárceles, más de cara al exterior que creyendo en una verdadera reinserción de los condenados.
Gracias de nuevo por tan buenos ratos.
EL DIA DE LOS TRAMPOSOS
( Elena Urraca Villalva)
La película que hoy quiero comentar, “el día de los tramposos” me ha impresionado mucho.
Creo que es uno de los retratos más desesperanzados y amargos que he visto sobre el ser humano. Al estar envuelto suavemente en una estética podríamos decir, blanda, ( colores suaves, arregladitos más o menos, los gestos, la buena nutrición de todos los protagonistas) y acompañada de graciosas chanzas, estuve parte del tiempo sintiendo una ambigua empatía con la sinvergonzonería sonriente y picarona del principal protagonista, Paris, un vaquero atípico, pelirrojo y con gafas, falsas. Hasta el demoledor final.
Me llamó la atención que los protagonistas son prácticamente todos hombres aunque no todos “machos”, como sí suele ocurrir en los westerns. Es más, todo el tiempo estuvo emanando desde la pantalla un cierto regusto gay ( me acordaba de “Sebastián” de Passolini, con sus chicos desnudos maniatados a una columna), extraño en películas de vaqueros de esa época: aparece normalizada, aunque suavizada en plan gracioso, una relación de pareja de hecho homosexual en la que están claramente definidos los roles de género femenino y masculino de aquella época, que, por cierto, siguen vigentes actualmente aunque algo más disimulados. También se presenta sin ambages la presencia de la posibilidad de prostitución gay (el jefe de la prisión ofreciendo a Coy mejoras en su vida de presidio si cedía a sus demandas implícitamente sexuales). Los desnudos masculinos tan de agradecer resultan muy sexys aunque es de destacar que, igual que “las damas no tienen espalda” , por lo que la inmensa mayoría de las veces que se ven desnudos femeninos en pantalla son de frente, en este caso ( y en general en la mayoría de las pelis) parece que los varones no tienen parte frontal, vamos , que sólo se atrevió Fassbinder a enseñarnos a Alí de cara y cuerpo hasta los muslos, en la bañera.
Por otro lado, creo que merece la pena destacar cómo se pone en valor la fortaleza, aunque sea en la maldad, de los hombres, enfrentándola con la estupidez, astucia maliciosa y la ridiculización crítica de mujeres del film: las escasas que aparecen, son presentadas como seres interesados, vacuos, sin alma ni principios, vamos como “lo peor”: hipócritas (la criada), interesadas (la madame del prostíbulo), mentirosas (la adolescente que acusa a Coy de ser seducida por el), putas mansas sin entusiasmo, la mayor además intentando corromper al “incorruptible” sheriff Woodland, incluso la maestra que llega al comedor, con su femeninísimo e inadecuado vestido verde manzana , aunque ésta, a mi juicio, se puede rescatar cuando recita los estupendos versos del poema “Invictus”.
El director, no deja títere con cabeza, prácticamente todos son seres amorales, deshumanizados. Únicamente hay un personaje inocente, el joven y bello Coy, víctima perfecta que no se salva ni por compasión. Merece la pena también destacar a la “esposa “perfecta, casi inocente pero que cumple los mandatos de su superclásico marido (también hoy vigente), convirtiéndose en colaboradora obligada de las estafas de é, aunque de alguna manera forzada..
El personaje de Paris, es el clásico psicópata: guapo, encantador, manipulador, con la sonrisa siempre dispuesta y sabiendo que siempre va a ganar pues no tiene piedad. Es realmente un asesino. Pero, como todos estos psicópatas, cae bien, por eso pueden perpetrar las mayores atrocidades. Las gafas le dan el aire intelectual que se suele asociar a “este sabe lo que hace” y aumentan el respeto que sienten todos los demás hacia él.El sheriff tampoco se salva, detrás de su imagen incorruptible, le gana la codicia, es un final muy feo, no le deja salvación, aunque nuestro pelirrojo ya se lo apuntó”… si no le gusta beber, etc… qué le gusta a usted?”, sabiendo que todos somos errados.
Me dejó un gusto muy amargo, enmascarado debajo de las imágenes hermosas, de los culos preciosos y de las risas de los “pillines” y además todo el paquete envuelto en una música que me encantó.
Creo que es un gran película, actual y atrevida.
Saludos y gracias.