Cutrecomentario de Ramón:
El tráfico de niños.
Analicemos en primer lugar la película.
Se trata de un thriller de acción dirigida por el mexicano Alejandro Monteverde, siendo ésta su primera incursión en el cine norteamericano.
La película pivota sobre dos ejes. Por un lado la denuncia de la trata de niños para su explotación sexual en en el continente americano.
En segundo lugar sobre el personaje central de la película interpretado por Jim Caviezel que da vida a Tim Ballard, un agente de la policía norteamericana que ha detenido a decenas de pederastas y salvado a muchos niños de la esclavitud.
La película se mueve en el clasicismo, con una narrativa convencional, con un cierto aire de telefilm bastante molesto.
Por supuesto los malos son colombianos, por otra parte lógico, pues su desarrollo principal es en este país.
Tim Ballard es presentado como un héroe, hasta cierto punto como destinatario de una misión divina. En el epílogo se nos presenta al personaje real y hay una glorificación bastante chirriante e innecesaria.
La película es entretenida y cumple bien con sus dos cometidos.
Las cifras que se aportan sobre la esclavitud en general, y sobre la infantil en particular, son escalofriantes y horrorosas.
Los personajes son construcciones muy básicas, sin la más mínima profundidad. Lo que nos lleva a la idea del telefilm, ya mencionada.
Sobre la polémica:
Se trata de una película de bajo presupuesto, que estuvo peregrinando de estudio a estudio sin que ninguno quisiera hacerla. Para lo poco que ha costado ha cosechado una magnífica taquilla en los USA.
Ha habido grupos ultracatólicos que han apoyado su exhibición. Produciéndose el fenómeno del regalo de entradas, por la que puedes comprarlas para otras personas y así fomentar su visionado.
Ha ocurrido que no había localidades en los cines, lo cual generaba mucha expectación, pero en realidad el cine estaba vacío o casi.
Se hinchaba la recaudación y se producía mucha curiosidad.
Esta película la podríamos encuadrar dentro del llamado cine “faith based”, el cine comercial religioso, que a partir del fenómeno de La pasión de Cristo en 2003 (por cierto una excelente película) reveló que había un nicho de público al que la maquinaria estándar de Hollywood estaba descuidando.
El cine faith based ha ido creciendo y logrando una recaudación muy reseñable, al punto de tener star system propio. Sean Astin y Hayden Christensen, llegados de El señor de los anillos y Star Wars, forman parte de él. Como también Kevin Sorbo, Greg Kinnear o Jennifer Garner, que en 2016 arrasara con Los milagros del cielo, que no he visto, pero que en la que tengo el máximo interés, a la que Javier Ocaña calificó film de propaganda espiritual.
El cine faith based suele cultivar dramas intimistas y ser muy rentable, pues fideliza a un público feligrés desde misas donde se recomienda cierta película, o desde asociaciones que organizan excursiones para ir a verla.
No es un fenómeno exclusivo a EE.UU. También aquí, en España, tiene un eco considerable, generalmente supeditado a biopics de sacerdotes o cine documental, que logra igualmente su porción de taquilla.
El mismo Caviezel, tras protagonizar La pasión de Cristo y poco antes de Sound of Freedom, intervino en Onyx, los reyes del grial, una coproducción que mezclaba el documental con la ficción.
Se ha ido forjando un mercado, en fin, y algo definitorio en su forja ha sido cómo se ha ido vendiendo más allá de iglesias o prescripciones eclesiásticas.
Películas como la citada Los milagros del cielo han atraído a sus numerosos espectadores a través de campañas virales en Internet.
Su promoción invitó a que la audiencia compartiera fotos en Facebook de sus seres queridos enfermos de cáncer, por ejemplo.
Más allá de lo pintoresco que pueda parecer, más allá del nulo caso que se le hace en los cauces mediáticos habituales, lo cierto es que el cine faith based sabe manejar las redes sociales, y amasar a un público leal (normalmente ya converso) que esté al tanto de sus novedades.
A poco de que ciertos agentes industriales se percaten de lo que ocurre, es lógico que quieran sacar tajada.
Sound of Freedom, sin ir más lejos, es un lanzamiento que en España A Contracorriente ha orquestado a lo grande. La distribuidora, que en el catálogo de su plataforma de streaming acontra+ incluye The Chosen —una serie dedicada a la vida de Jesucristo que produce Angel Studios, la misma empresa que Sound of Freedom—, ha invertido notablemente en publicidad.
Naturalmente se trata de una respuesta a lo sucedido en EE.UU., donde Sound of Freedom resulta ser una de las películas independientes más taquilleras de la historia.
Los primeros titulares que acaparó se debieron a lo recaudado en su primer fin de semana, el del 4 de julio. Estos 14 millones de dólares superaban la floja apertura de Indiana Jones y el dial del destino (uno de los grandes fracasos del año para Hollywood), y siguieron sumando. Durante varios días Sound of Freedom estuvo tercera en la taquilla doméstica, tras Barbie y Oppenheimer.
Y entonces sí llegó el escrutinio mediático, con la sospecha de que esta taquilla estaba siendo inflada artificialmente.
Las pruebas aparecían en el propio film, que concluye con un mensaje personal de Caviezel animando a los espectadores a usar el pay-it forward: esto es, a comprar entradas extra “para alguien que de otro modo no vería la película”.
Constituía otra variante de hábil campaña faith based, pero ya que un resultado visible eran las butacas vacías en base a entradas compradas pero no usadas, cundió la sospecha y sobrevino la guerra cultural.
Porque no solo hablamos de cine religioso. Hablamos de un cine comercial que quiere desafiar la supuesta hegemonía ideológica de Hollywood, y que más allá de la confluencia de parroquias (pero no muy lejos) se concreta en todo un mercado destinado al votante conservador.
La desaparecida Cinestate —que produjo las películas de S. Craig Zahler— es un ejemplo como lo es el estudio que ha fletado el Daily Wire de Ben Shapiro, gran altavoz ultraderechista.
Shapiro le produjo una película a Gina Carano luego de su publicitado despido de The Mandalorian, y Shapiro ha alabado Sound of Freedom. Junto a voces como la de Elon Musk, Donald Trump o el director de La pasión de Cristo, Mel Gibson.
Con la conspiranoia hemos topado.
El germen de Sound of Freedom se localiza algo antes de que Ballard fundara en 2013 la Operación Ferrocarril Subterráneo, ONG dedicada a perseguir el tráfico sexual.
El mexicano Alejandro Monteverde triunfó en 2006 al dirigir Bella, una comedia de vocación antiabortista que lanzó a la fama a su actor, Eduardo Verástegui.
Esta dupla repetiría en Sound of Freedom, según Monteverde supiera de la existencia de la organización de Ballard, y dirigió la película con producción de 20th Century Fox. Hacia 2018 Sound of Freedom ya estaba rodada, pero la compra de Fox por Disney condujo a que el proyecto se quedara guardado en un cajón.
Sound of Freedom no tenía distribución, pero sí un público.
Verástegui, con un papel secundario en Sound of Freedom, pudo lograr que la película llegara a cines. Y es que en el tiempo transcurrido desde Bella había ganado reconocimiento como productor y activista: en concreto, por su oposición al matrimonio homosexual y al aborto —que reaparecía en otra de sus obras, Crescendo, alertando contra él según la absurda pregunta “¿qué pasaría si la madre de Beethoven hubiera abortado?”—, que le llevarían a medrar políticamente.
Verástegui quiere presentarse a las elecciones presidenciales de México en 2024, y tiene vínculos con la organización española de extrema derecha HazteOír: en 2009 recibió un premio de su parte.
¿Qué hizo Verástegui por Sound of Freedom?
Llevarla a Angel Studios, estudio indie nacido a rebufo de la explosión faith based que en 2023 se las prometía muy felices tanto con The Chosen como con otro potencial éxito, Su único hijo.
Angel Studios se animó a distribuir mediante el equity crowdfunding: esto es, la financiación de hasta 7.000 personas sin relación directa con la empresa (apodadas “ángeles”), para llevar Sound of Freedom a todos los cines posibles. Durante el proceso, aún más grietas inquietantes fueron surcando el fenómeno.
Uno de esos ángeles, Fabian Marta, fue arrestado en agosto acusado de secuestro de menores. Paralelamente, las actividades de Ballard al frente de la Operación Ferrocarril Subterráneo empezaron a ser investigadas, y se descubrió que su repentina salida se había visto forzada por varias demandas de abuso sexual.
La OFS, que ya había hecho cundir sospechas por su opacidad y lo irregular de sus métodos, acostumbraba a organizar operativos que requirieran que Ballard y los suyos fingieran ser pederastas, tal cual se ve en Sound of Freedom. Esto a veces requería hacerse pasar por un matrimonio junto a otras trabajadoras, y al parecer Ballard habría aprovechado esta mascarada para propasarse sexualmente con ellas.
Por si todo esto fuera poco, está lo del QAnon. Esta teoría de la conspiración sostiene que hay toda una red internacional de pederastia conformada por élites progresistas y estrellas de Hollywood, que adoran a Satán y ven en Donald Trump al único enemigo capaz de hacerles frente.
El QAnon, al que el mismo Trump ha dado alas en sus discursos y que tuvo un papel primordial en el asalto al capitolio de enero de 2021, no aparece mencionado en Sound of Freedom. Las redes de pederastia son identificadas con vagueza, conformando un enemigo monolítico donde proyectar sin aristas un crimen universalmente odiado.
Caviezel, no obstante, es un ferviente defensor de la teoría QAnon, y en actos promocionales de Sound of Freedom no ha dudado en dar pábulo a ideas como que élites cercanas al Partido Demócrata no solo esclavizan niños, sino que beben su sangre para obtener efectos rejuvenecedores.
En paralelo Tim Ballard, aún negando afinidad con este movimiento, ha sugerido frente a los medios que QAnon ha ayudado a que “ciertas personas abran los ojos”.
Está fuera de toda duda la utilización por estos medios conservadores de la película, pero en ella solo detecto algunos datos que sugieren defender estas ideologías, como la frase que usa el protagonista “salvar a los niños de Dios” y que es padre de una familia muy numerosa. Pero en el film en sí mismo no se explicita, ni encuentro, de ninguna manera, su carácter ultraconservador, que además su director ha negado, enfrentándose a su actor principal, aduciendo que autoría de la película es del director, Alejandro Monteverde, y no de Jim Caviezel.
Mi puntuación: 6,09/10.
Dirigido por Alejandro Monteverde:
Ficha:
Duración: 02h 15 min
Género: Acción | Thriller | Drama
Título original: Sound of Freedom
Año: 2022
Fecha de estreno en España en cines : 11-10-2023
País: EE.UU.
Dirección: Alejandro Monteverde
Intérpretes: Jim Caviezel, Bill Camp, Javier Godino, Eduardo Verástegui, Kurt Fuller, Mira Sorvino, José Zúñiga, Scott Haze, Gary Basaraba, Manny Perez, Gustavo Sánchez Parra, James Quattrochi, Cristal Aparicio, Lucás Ávila, Kris Avedisian, Gerardo Taracena, Yessica Borroto Perryman, Mauricio Cujar, Ali Landry
Guión: Alejandro Monteverde, Rod Barr
Música: Javier Navarrete
Fotografía: Gorka Gómez Andreu
Producción: Eduardo Verástegui
Distribuye en cine: A Contracorriente Films
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Muchos besos y muchas gracias.
¡Nos vemos en el cine!
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Crítico de Cine de El Heraldo del Henares
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